jueves, 6 de enero de 2011

Capitulo 6.

CAPITULO 6

Me metí en su cama, era muy calentita, además estaba él por si me entraba frío.

-¿Eres cociente de que eres el primer chico con el que me “acuesto” –cuando dije eso, le hice las comillas con los dedos- el mismo día que dice que me quiere?
-No era cociente, pero era un posibilidad, además no voy ha hacer raro si eso lo que te preocupa-
-Eso no me preocupa, confío en ti- en el momento pensé que sonaría un poco ñoño, y así era, pero era verdad

[…]

Estuvimos hablando hasta que nuestros ojos ya no pudieron mantenerse abiertos. Esa misma noche soñé con él, yo no sabía que pasaba por su cabeza, si de verdad me quería como había dicho o si solo me quería para matar el tiempo libre…no lo sabía pero debía confiar en su palabra.

Nos levantamos a las ocho, nos pusimos una alarma para que a mi me diera tiempo a llegar antes de que mis padres se levantaran y que ni se enteraran de que me quedé fuera a dormir, y para que a él le diera tiempo a recogerlo todo antes de que esa mañana llegasen sus padres.

Le ayudé poco a recoger ya que yo también tenía prisa, no habíamos quedado en llamarnos no nada, así que me fui a casa. Llegué, entré silenciosamente, apenas se escuchó la puerta. Advertí de que no había nadie despierto, ni la perra, así que fui en busca del móvil de mi madre, y vi que mi mensaje todavía no lo había visto, así que lo borré sin dudarlo, así no sabría que me quedé allí a dormir. Entré a mi habitación, me quité el vestido, totalmente arrugado, lo colgué en una percha y me volví ha acostar estaba reventada, tan cansada que ni soñé.

[…]

Me levanté sobre medio día, me esperaban para comer, y durante la comida mis padres…

-¿A qué hora volviste? No te escuchamos –dijo mi madre
-Uf, llegué súper tarde, más o menos, a las cuatro largas

No me pillaron, ni si quiera se imaginaron que llegase más tarde. Cuando terminé de comer me llamó Carmen, he hicimos unas llamada 3 con Silvia, así que, se lo conté, todo, de todo, lo que pasó en la fiesta. Y como no la respuesta de ellas fue: “Pues si que has tardado mona” A parte de eso, se alegraron por mí, pero me dijeron que tenía que presentárselo, y empezaron a hacer muchas preguntas sobre él, algunas eran tan raras que ni sabía responderlas.

Ese fin de semana no hablé con él, lo llamé un par de veces, pero no me lo cogía, no quería ser insistente, pero ya me estaba montando yo sola en mi cabeza ideas de porqué no me cogía el teléfono, algunas de las cuales eran: que era su pasatiempo y me quería para cuando estuviese aburrido; que se hubiese perdido el móvil con el lio de la fiesta; y cosas así. El caso es que ni lo vi, ni pude hablar con él.

[…]

Otra vez empezó la semana, y seguía sin poder hablar con él, pero un día sorprendentemente estaba en la puerta de mi instituto, esperándome, no sabía que hacía allí, pero la reacción que tuve fue ir a por él y besarlo. Sentí ojos clavados sobre mi espalda, y cuando me giré estaban allí mis amigas, y no tuve otra que presentárselo. No es que no quisiera presentárselo, si no que, con lo alocadas que eran no querían que digieran nada fuera de lugar.

Una vez que ellas se fueron, ya pude hablar con él tranquilamente:

-¿Cómo es que has venido? –le pregunté-
-Es que un chico, ¿no puede venir a ver a su novia?
-Claro que puede, lo que pasa que me has sorprendido porque como no respondiste a mis llamadas, pensé que me utilizaste para no aburrirte o se te había perdido el móvil, o yo que se –le confesé- muchas ideas se me pasaron por la cabeza
-¿De verdad piensas eso de mí? Que te engañaría con cualquier otra –me miró-
-No, pero demasiadas malas experiencias.

A partir de ahí, mientras andábamos a algún sitio a comer, le conté algunas de las experiencias había tenido con otros chicos y también me explicó porque no respondió: Sus padres, llegaron antes de lo previsto, vieron el desorden por la fiesta y le castigaron, le quitaron el móvil y sin salir.
Pero ya no estaba castigado, así que me invitó a comer, pasamos la mayor parte de la tarde juntos, nos tumbamos en un parque y allí nos quedamos, hablando, mirando al cielo y soñando despiertos.

Poco antes de que dijéramos de irnos, nos encontramos con Alberto, y teniéndolos a los dos juntos llegué a la conclusión de que eran prácticamente iguales: graciosos, charlatanes, guapos…No me extrañaba que fueran como uña y carne, más parecidos no podían ser.
Mientras hablaba con ellos mi madre me llamó:

-Laura –dijo entre soñozos-
-¿Mamá? ¡Mamá! ¿qué pasa? –me alarmé, mi madre mi llama, ¿y encima llorando? Algo había pasado.
-El hospital –dijo ella-
-¿El hospital?
-Ven al hospital, tu hermana, un… -rompió a llorar-

No lo dude ni un segundo, por muy poco que me quisiera mi hermana, por mucho tabarra que me diera, era mi hermana y yo la quería. Me levanté rápidamente, y al verme así, con cara de preocupación, y con las lágrimas a punto de salir de mis ojos, Sergio se levantó, me paró y me miró:

-¡Mi hermana Sergio! –dije casi gritando- ¡Déjame ir!
-Pero, ¿qué ha pasado? –me preguntó mientras me quitaba las lágrimas que ya se me habían escapado-
-No lo sé, solo me han dicho que estaba en el hospital.
-Vale, tranquila, cogeremos un taxi y estaremos allí en un momento, no está lejos de aquí –miró a Alberto- Nos tenemos que ir –le dijo-
-Os acompañó, si me dejáis claro –me miró y yo le asentí-

Hacía poco que conocía a Alberto, pero siempre que estaba con él me transmitía seguridad y comodidad. De camino al hospital solo pude llorar y pensar todos los casos por los que estaría en el hospital, y como siempre, me puse en lo peor. Siempre he preferido ponerme en el peor caso de una situación, así si no es tan grave me alegro, y si es grave, ya estaba preparada para ello, por ejemplo con los exámenes: Siempre pienso que he suspendido, de manera que si apruebo con buena nota me alegro, y si efectivamente he suspendido, no me apeno tanto.

[…]

Tras 15 min. que tardamos en llegar al hospital por culpa del tráfico, ya que en coche se tarda entre 5-10 min. bajamos del taxi lo más rápido que pudimos, llegamos a recepción y dí el nombre de mi hermana, no figuraba que estuviese en ninguna habitación, por lo que supuse que todavía no había llegado a la habitación. Llamé a mi mi madre y…

No hay comentarios:

Publicar un comentario